Humala: Otro más de la pandilla

Resulta que la ceguera de Saramago no forma parte de la ficción sino que resulta, paradójicamente, una visión.

En algún desgraciado momento de resentimiento nació esta enfermedad que hoy día afecta a América Latina. En algún maldito momento la envidia opacó el verdadero pensamiento de los que luchaban por las verdaderas reivindicaciones, para dar paso a una bola de mediocridad y facilismo que se escuda vilmente tras una bandera populista que se dice llamar Nuevo Socialismo, o peor, Socialismo del Siglo XXI.

En ese preciso instante en que nació este cáncer fue cuando la ceguera de Saramago comenzó a regarse como peste entre todos, incluso como para constituirse en gobiernos que se apalancan en discursos ultranacionalistas y dogmáticos, racistas, clasistas, divisores, salvajes. Militares.

Hoy día la enfermedad atenta contra el Perú. Ya le pasaron la mano por el hombro al militar aliado de Montesinos, junto con Evo, la yaga les prestó la receta para instaurar un régimen malsano. A uno para que se monte y al otro para que comience.

Mientras, esperemos que en algún momento esta ceguera desaparezca. Roguemos al ente que sea para que la muerte y la miseria que la pluma portuguesa describió como necesaria para el final de la ceguera se quede en las páginas del libro.

Liguemos para que alguien se mantenga con vista.